Día de la Medicina de Urgencia:
“Lo más difícil es presenciar crisis familiares y últimas despedidas”
24 horas del día, 7 días a la semana, sin días libres por festividades o cumpleaños. Así de abnegada es la labor de quienes forman parte de esta primera línea de la salud. Por eso hoy, a través de sus protagonistas, queremos destacar su notable rol en el manejo de la pandemia en la Región de Coquimbo.
La Red de Atención Médica de Urgencia brinda respuestas espontáneas o traslados críticos a todos los pacientes de la Región de Coquimbo. Entre sus distintos dispositivos se encuentran el Servicio de Urgencia Rural (SUR), Servicio de Atención Primaria de Urgencia (SAPU), Servicio de Atención Primaria de Urgencia de Alta Resolución (SAR), Servicio de Atención Médica de Urgencias (SAMU) y las distintas Unidades de Emergencias Hospitalarias, quienes sin descanso entregan diariamente atención de la forma más eficiente y oportuna posible.
Sin embargo, a pesar de ser un área que se caracteriza por su dinamismo y rápida respuesta, lo cierto es que la llegada de la pandemia generó cambios importantes en la forma de trabajo, y un desafío personal y laboral diario para quienes se desempeñan en ella.
“Recé el Padre Nuestro toda la consulta”
María Inés Andrade es doctora del SAR Raúl Silva Henríquez, por lo que constantemente debe atender urgencias de pacientes, un área que escogió porque es “exigente, dinámica y lleva todas mis capacidades al máximo”, aunque reconoce que este último año ha sido difícil, llevándola a estar a la altura de la situación como médico y como funcionaria de la salud.
“Algo que recuerdo no difícil, pero si inolvidable, fue mi primera atención a un paciente Covid positivo. Me coloqué los Elementos de Protección Personal de forma sistemática, revisé que no quedara ni un solo orificio en el delantal, le pedí a un TENS que me observara cada detalle, que me dijera si algo me puse mal y que esté hasta el final de la atención, hasta que yo me los retire para no equivocarme ni en la colocación ni en el retiro. Sinceramente, algo que no olvidaré es que recé el Padre Nuestro toda la consulta mentalmente, porque tuve terror, de verdad tuve terror tener contacto con el primer paciente positivo”, relata esta médico ecuatoriana sobre su primera atención a un paciente contagiado.
De ese momento ya han pasado varios meses, y hoy en el área de Urgencia María Inés tiene contacto con al menos 7 pacientes Covid-19 todos los días, sin considerar los sospechosos, y toma aproximadamente 23 muestras diarias de test PCR en el SAR Raúl Silva Henríquez. Una labor que, si bien puede parecer rutinaria, aún le genera temor, sobre todo pensando en la exposición de sus más cercanos. “Justo ayer le pregunté a mi hija de 11 años qué sentía ella, y me dijo ‘Felicidad mami, porque ayudas a los demás contra el Covid’. Me alegró escuchar esa respuesta, pero también no oculto el miedo que sienten al exponerme al Covid. Yo sé que también puedo exponerlos a ellos”, confiesa.
Por eso, en este Día Internacional de la Medicina de Urgencia, el mensaje que María Inés entrega a sus compañeros es claro. “Un gracias en vez de felicitaciones, para todos mis colegas de la Red de Urgencia en este día. Por su compromiso, responsabilidad, sacrificio, retos y satisfacciones, un gracias desde el corazón”, cierra.
“Lo más difícil es presenciar crisis familiares y últimas despedidas”
Darío Aguilera se desempeña como reanimador del equipo SAMU hace más de cinco años. Su día a día como parte de la Red de Urgencia comienza siempre de la misma forma, revisando equipos y móviles antes de salir a atender un procedimiento, pero “de ahí en adelante todo puede suceder”. “Cada procedimiento es distinto, presentando dificultades y desafíos particulares, como por ejemplo accidentes, estabilización de pacientes en riesgo vital, traslado de pacientes graves, manejo de pacientes con patologías psiquiátricas descompensadas y un largo etcétera. Algo que todos mis compañeros saben es la hora de ingreso, pero nunca podemos asegurar la hora de salida”, explica sobre su rol, en el que destaca el apoyo de sus compañeros y también el soporte tremendo del centro regulador, “es que en el SAMU se trabaja en equipo”, agrega.
Para Darío, el color flúor que identifica a los funcionarios de urgencia del SAMU representa mucho más que eso, forma parte de un símbolo “de esperanza, de recuperación, seguridad para nuestros pacientes, soporte emocional y una atención de salud de alta calidad”. Y fue justamente este rol el que lo empujó a seguir cuando aparecieron las primeras dudas frente al Covid-19.
“Inicialmente esa enfermedad desconocida, que ya no lo es tanto, generó dudas en mí. Afortunadamente, la estructura administrativa y jefaturas pudieron mantener en todo momento un stock de Elementos de Protección Personal y eso sin duda nos aportó la seguridad necesaria para un desempeño óptimo. No obstante, lo más difícil en mi caso es presenciar crisis familiares y últimas despedidas, ese desgaste constante es difícil de sobrellevar porque nadie es impermeable al dolor, por más que se conviva diariamente con él”, comenta.
“Están preparados para atender un parto, un paciente adulto o uno pediátrico”
Román Robles, Referente de la Red de Urgencia del Servicio de Salud Coquimbo, explica que el rol que han tenido los equipos ha sido verdaderamente notable, ya que además del dinamismo que los caracteriza, el último año debieron adaptar varios espacios y formas de trabajo producto del virus. Por ejemplo, la red pasó de tener urgencias indiferenciadas a poseer flujos de atención de pacientes respiratorios y no respiratorios. Además, pasaron de tener dispositivos de urgencia de atención primaria abiertos de 17:00 a 00:00 horas, a funcionar las 24 horas, complejizando además sus atenciones.
“Quiero destacar la resiliencia, valentía y la entrega de los funcionarios al tener que adaptarse a todos estos cambios. No es fácil trabajar en un dispositivo de urgencia, quizás muchos miran de lejos la unidad, pero son los únicos dispositivos que brindan una atención indiferenciada en situaciones de riesgo vital. Su recurso humano tiene que estar preparado para atender un parto en una ambulancia, un bebé en riesgo vital, una mujer embarazada, un paciente adulto y pediátrico crítico, múltiples pacientes simultáneamente, y todo aquello teniendo ya su unidad llena de pacientes. Por esas razones y muchas más, en este Día Internacional de la Medicina de Urgencia los reconocemos, porque son la puerta de entrada a la salud y la primera línea”, destaca.
¿Sabes si debes acudir al SAPU, SAR, SAMU o Urgencia hospitalaria?
Durante las últimas semanas, y como consecuencia del aumento de casos de Covid-19 en la Región de Coquimbo, la Red Asistencial ha experimentado un alza en las consultas de urgencias. Por eso, para lograr una atención de forma eficiente, es importante que la comunidad comprenda las diferencias entre cada dispositivo de urgencia y esté informada en que el orden de atención es de acuerdo a la gravedad de cada persona y no al orden de llegada:
- Unidades de Emergencia Hospitalaria: atienden situaciones críticas, que son de peligro evidente para la vida del paciente y que requieren atención de salud inmediata. Entre ellas destacan por ejemplo las dificultades respiratorias severas, caída de altura, fracturas y heridas profundas, accidentes cerebrovasculares, infartos o paros cardiacos, entre otros.
- SAPU, SAR y SUR: se entrega atención médica a pacientes con dolencias menos complejas, que no implican un riesgo para la vida de la persona. Aquí se consideran los dolores musculares, resfríos, quemaduras de menor grado, accidentes al interior del hogar en menor grado, dolores de cabeza, crisis de asma o problemas respiratorios, entre otros padecimientos. “Si el diagnóstico indica que el paciente necesita de la atención de un especialista, será derivado de inmediato a un hospital o de lo contrario se le entregarán todas las indicaciones y medicamentos para tratar su malestar en su hogar”, indicó el Referente de la Red de Urgencia del Servicio de Salud Coquimbo La Región de Coquimbo.
- SAMU: sus equipos acuden de urgencia al domicilio de quienes, producto de su repentino malestar o dolencia, no pueden trasladarse por sus propios medios hasta un centro de salud. Por ejemplo, en el caso de quienes presentan quemaduras graves, caídas de altura, convulsiones, heridas por arma de fuego, accidentes de tránsito, entre otros.